nadando a una boya, es atacada por una fuerza que no se ve, arrastrada por el agua entre gritos y finalmente desaparece de la superficie.
A la mañana siguiente se denuncia su desaparición y poco después el jefe de policía de la localidad, Martin Brody, encuentra sus restos mutilados en una playa. El forense le revela que la chica fue atacada por un tiburón y por ello Brody sugiere cerrar las playas a los bañistas, pero su propuesta es rechazada por el alcalde de la localidad, Larry Vaughan, quien teme que la noticia arruine la inminente temporada veraniega, principal fuente de ingresos de la turística localidad. En consecuencia, el forense decide atribuir la muerte de Chrissie a un accidente de barco, explicación que Brody acepta con renuencia. Poco después el tiburón vuelve a atacar en la playa y mata a un niño llamado Alex. Su madre ofrece una recompensa para quien acabe con el escualo, lo que desata el frenesí de los pescadores locales y atrae la atención del cazatiburones profesional Quint. Matt Hooper, un biólogo marino que acaba de llegar a la localidad por petición del jefe de policía, examina los restos de Chrissie y determina que, sin ninguna duda, fue muerta por un tiburón.
Los turistas comienzan a llegar en masa el día 4 de Julio, pero una broma infantil crea el pánico en la playa. Al mismo tiempo, el tiburón asesino penetra en una laguna cercana y mata a un hombre. El hijo de Brody es testigo del ataque y entra en estado de shock. El policía consigue convencer al alcalde de contratar los servicios de Quint y partir a la búsqueda y captura del animal. El cazatiburones acepta a regañadientes que Hooper se sume a la partida de caza en su barco junto a Brody y los tres zarpan en el pequeño barco de Quint, Orca.
Ya en el mar, Brody comienza a arrojar cebo mientras Quint prepara los aparejos de pesca que necesitará para atrapar al animal. En ese momento un enorme tiburón blanco emerge del agua a popa e impresiona sobremanera a Brody, que le dice a Quint: «Necesitará otro barco más grande». El escualo comienza a nadar en círculos en torno al pequeño barco mientras Hooper toma fotografías para la investigación. Quint consigue arponear al animal y le adhiere un barril flotante para mantenerlo localizado y cerca de la superficie, pero el poderoso tiburón lo sumerge y desaparece.
Los tres se retiran a la cabina del barco para cenar y Quint aprovecha para contarles a sus compañeros su terrible experiencia con tiburones tras el hundimiento del crucero de guerra USS Indianapolis en el teatro del Pacífico a finales de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento el tiburón embiste y daña el casco del barco, tras lo que vuelve a desaparecer. A la mañana siguiente vuelven a avistar al escualo y Brody intenta ponerse en contacto con la Guardia Costera, pero Quint destruye la radio. Tras una larga persecución el cazatiburones consigue arponear de nuevo al tiburón y lo ata a la popa, pero el animal arrastra la nave y consigue que se inunde lo suficiente para averiar sus motores. En ese momento Quint pone rumbo hacia la costa con la intención de atraer al inteligente escualo y asfixiarlo en aguas poco profundas, pero en su obsesión por dar caza a tan formidable presa, revienta los motores del Orca.
Con el pequeño barco inmovilizado y sin radio, el trío de hombres hace un intento desesperado: Hooper se pone el traje de buzo y se lanza al agua dentro de una jaula para intentar clavar al animal una lanza hipodérmica cargada con estricnina. El escualo ataca la jaula por detrás y la sacudida provoca que Hooper pierda su lanza. El tiburón, en su feroz ataque, queda atrapado en la jaula, momento que Hooper aprovecha para escapar y esconderse en el fondo marino. Quint y Brody elevan la jaula vacía, pero en ese momento el tiburón salta a la cubierta por popa e inclina peligrosamente el pequeño barco. Quint no es capaz de agarrarse y resbala hasta las fauces del monstruoso escualo, al que apuñala en vano mientras es mordido y arrastrado al mar. El escualo regresa y penetra en la cabina inundada del Orca, circunstancia que Brody aprovecha para meterle en las fauces una botella de buceo, tras lo que sale al exterior, toma el rifle Garand M1 de Quint y se sube al mástil mientras el barco se hunde. El tiburón, con la botella atascada entre sus dientes, comienza a dirigirse hacia Brody, quien le dispara con la intención de impactar en la botella presurizada. Tras mascullar «sonríe, hijo de puta», Brody acierta el tiro y hace estallar al tiburón en mil pedazos. El policía sonríe aliviado mientras los restos del formidable escualo se hunden.
Hooper vuelve a emerger del agua y ríe junto a Brody, felices de haber puesto fin a la pesadilla. Con la ayuda de barriles flotantes, los dos comienzan a nadar de vuelta a la costa.